lunes, 27 de febrero de 2012

"DONDE SURGEN LAS SOMBRAS"


Acabáis de leer los de 3º de E.S.O. la novela Donde surgen las sombras, una novela negra, de  intriga y terror, del zaragozano David Lozano Garbala. Fue escrita en el año 2006, año en el que, por esta misma novela, recibió de manos del Príncipe de Asturias el XXVIII Premio Angular de literatura juvenil, concedido por la Editorial SM y dotado con 100 000 €.

SINOPSIS
 
Álex desaparece después de entrar por error en un extraño videojuego. Este hecho coincide con el asesinato de tres personas en atroces circunstancias. Junto a un inspector de policía, los amigos de Álex inician su búsqueda. Con ellos penetramos en las zonas más siniestras y ocultas bajo nuestros pies. Las alcantarillas de Zaragoza resultan ser un macabro laberinto, el escenario de un terrible  y cruel videojuego on-line.

 Tal vez, este libro-tráiler te haga recordar cosas o, si no has leído aún la novela, te animes a hacerlo. Está tomado de esta página: http://www.youtube.com/watch?v=STWC4-pMaEw&noredirect=1



 ¿CÓMO SURGIÓ ESTA NOVELA?

Esto es lo que el mismo autor afirma:

La historia de esta novela surgió, como ocurre en muchas ocasiones, fruto de la casualidad. Acababa de leer un interesante reportaje sobre gente desaparecida en España, en un suplemento de un periódico que todavía conservo y que me ha acompañado a lo largo de todo el proceso de creación de esta obra. Se hablaba en aquellas páginas de casos concretos sin resolver, y lo más impactante era que todos los textos venían acompañados de las fotos de los desaparecidos.
A mí me impresionó mucho ver los rostros de aquellas personas cuyo destino nadie conocía, aún con las miradas confiadas de quien ignora lo que está a punto de ocurrirle. Resultaba conmovedoramente trágico. ¿Qué habría sido de ellos? Supuse que de algunos nunca volvería a saberse nada.
Me llamaron la atención los jóvenes, aunque los había de todas las edades. También variaba mucho el tiempo que llevaban desaparecidos: semanas, meses, años. Y en todos los casos un denominador común: familias angustiadas por la ausencia de noticias sobre sus seres queridos.


Siempre me han atraído el misterio y la oscuridad, y la incógnita sobre el paradero de aquellos hombres y mujeres cuyas vidas cotidianas se habían interrumpido sin previo aviso ni aparente justificación, me atrapó. Allí había una historia que contar. Bueno, un montón de ellas. Cada desaparecido custodiaba en su recuerdo una vida pasada y otra, por el momento oculta, generada a partir del instante en que abandonó –de forma voluntaria o por la fuerza- su camino. Algunos estarían muertos. Otros, no. Muchos, en cualquier caso, se encontrarían lejos de donde transcurrió su infancia y donde, todavía hoy, vive una familia que sigue esperando.
Le estuve dando vueltas a aquello de las desapariciones durante semanas. Convencido ya de que iba a escribir sobre el asunto, me faltaba construir una trama donde encajar aquel siniestro fenómeno. Leyendo, viendo algunas pelis y atendiendo a los informativos, pronto concebí una historia que podría suceder…



 ¿QUIERES SABER ALGO MÁS DE DAVID LOZANO?


Aquí te dejo un enlace que te puede interesar. Se trata de una entrevista que le hicieron en Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid.

http://www.ucm.es/info/especulo/numero34/dlozano.html


Y AHORA, OPINA SOBRE LA NOVELA QUE HAS LEÍDO...

 ¿Que te gustaría resaltar de esta novela? ¿Qué es lo que más te ha gustado? ¿Qué es lo que más valoras de ella? ¿Crees que trata un tema de actualidad? ¿Qué es lo que echas en falta? ¿Qué es lo que consideras que está de más? ¿Qué personaje es el que más te ha gustado? Si la tuvieras que recomendar, ¿que razones darías?...

viernes, 24 de febrero de 2012

LA LUCHA CONMIGO MISMA

Estaba atardeciendo. Sobre el reloj sonaban las siete. Siete ilusiones, siete pesadillas y siete sueños rotos. Me encontraba sola en casa. Ya era algo habitual. Mamá viajaba mucho y papá siempre andaba perdido en alguna reunión de empresa. El reloj seguía sonando las siete. 

Por la ventana del baño entraba una acogedora luz naranja. Fuera hacía frío y los niños ya abandonaban las calles. Por un momento cerré los ojos; necesitaba tomar aire, que el mundo se parara por unos minutos. Me aparté de la ventana. Ahora estaba frente al espejo.

Algo en mí había cambiado y no sólo me refería a mi joven piel que ahora lucía pálida, con los pómulos tan marcados como siempre había deseado; ni tampoco a mi pelo, cada vez menos suave y más recortado. Algo había cambiado dentro de mí. No era feliz. No veía la realidad tal y como era.

Sonreí sin querer. Siempre, en cualquier momento, él aparecía en mis pensamientos con sus ojos tan simples pero dulces, y su bella y poco habitual sonrisa. Él había sido una de las razones de mi enfermedad; una de las mayores razones de mi locura.

Siempre lo veía por el pasillo del colegio con sus amigos. Sentía que no me veía. A veces, tenía la necesidad de acercarme a él y decirle: "¡Eh, hola! Tú no me conoces, pero llevo enamorada de ti desde que supe de tu existencia y sólo quería hacerte saber que yo también existo y llevo tres días sin comer para que me veas hermosa". Aun sonriendo, mis mejillas se empezaron a inundar. Yo lo llamaba 'la presión por ser perfecta'

Recordé las burlas de días atrás, las risas de compañeras que no se sabía si eran estudiantes o modelos, los 'estás como una vaca, asquerosa'. Era esa clase de bromas de las que todos se ríen a pesar de que a alguien le dejan profundas y dolorosas heridas.

Me escondía tras anchos pantalones. Cierto, el mundo me hacía daño, pero la que más daño se hacía era yo. Me había convertido en prisionera de mi propio reflejo. Golpeé el espejo, bajé a la cocina y abrí el frigorífico. Nada. Estaba perdida otra vez. Entre mis complejos e inseguridades. Y es que de jóvenes nos enseñan a amar, pero no a cómo parar de hacerlo. 
BEATRIZ GONZÁLEZ
3ºA

martes, 21 de febrero de 2012

ENTREVISTA DE JORGE MARTÍNEZ A ANASTASIO MARTÍNEZ

En clase de Lengua, nuestro profesor, D. Jesús Campos, pidió que se realizase una entrevista al personaje que se quisiera. Dio la posibilidad de presentarla por escrito o en vídeo. De las presentadas en este último formato, ésta que se adjunta ha sido la más valorada.


martes, 14 de febrero de 2012

DARTE CUENTA DE TODO

¿Te has sentido alguna vez tan sumamente rara que te has mirado al espejo y te has notado distinta? ¿Como si fueras otra persona? Yo, sí. Y, en ese momento, piensas el porqué has cambiado tanto. Te das cuenta que no ha merecido la pena hacerlo, que antes eras esa chica maja, simpática, siempre alegre, optimista, positiva... y, ahora, cada dos por tres, estás triste, llorando por cada esquina, te infravaloras, cada día te ves peor, te ves gorda, fea... y piensas: "¿Por qué me he convertido en algo que no quiero ser?

En ese momento te das cuenta de que ha sido por personas que no merecen ni una sola lágrima, ni una cara triste. Esas personas que no se merecen nada, porque en ese momento en el que más ayuda has necesitado, te han dejado sola, se han olvidado de que existías. Por esas cosas te demuestran que no se merecen nada por tu parte...

Es más, es mejor que sonrías (por mucho que te cueste) y con eso les demuestres que ellos para ti son menos de lo que tú significas para ellos. Porque en el momento en que te vean mal (sea o no por su culpa), ellos se crecerán, se creerán más importantes que nadie, cuando en realidad no son nadie.

Sé que siempre me he propuesto muchas cosas y que luego ni siquiera he intentado hacerlas; pero, desde ahora, me he dado cuenta de que no pierdo nada por intentarlo y de que voy a hacer todo lo que me proponga, me salga bien o mal, sin pensar en el qué dirán o en lo que dejarán de decir... Porque nada ni nadie se merece que pierdas la sonrisa ni que cambies, ni mucho menos, que dejes de ser quien eres. Las cosas son como son y muchas no se pueden cambiar.

Y al igual que me he dado cuenta de que he cambiado, también me he dado cuenta de que cada vez que pienso en esa persona, sonrío; de que cada vez que me dicen que ha hablado de mí, me sonrojo; de que veo sus fotos y me pongo celosa, por mucho que, por el momento, no seamos nada. Y todo esto después de sufrir desengaños amorosos y acabar llorando como una estúpida.

Un día decidí que Cupido no llamaría a mi puerta nunca más; pero aquel día, leí una frase: "No te niegues al amor". ¿Cómo puede ser que una frase me llegara a tocar tanto y me abriera tanto los ojos? Pero también tengo miedo a volver a enamorarme y a equivorcarme. Por eso, le rompí todas las flechas a Cupido; todas menos una. Sólo dejé esa flecha para él, la persona perfecta; esa persona que me valora, me respeta, me acepta tal como soy.

Muchas veces estás cabreada, sin ganas de nada, más rara de lo normal y, a la mínima que te hacen, les saltas. Una persona me ha dicho una frase que, sin querer o queriendo, me ha llegado: "Vida sólo hay una y hay que vivirla bien". Desde ese momento mi chip parece que ha dado una vuelta de 180º y me ha hecho comprender que es verdad. Que ante los problemas que se tengan y que son causa para llorar, mires el lado bueno, aunque algunas veces pienses que no lo tiene. Es difícil verlo, lo sé. Pero, tal vez, esa dificultad que tenemos para verlo nos abra los ojos para que veamos realmente lo que tenemos a nuestro alrededor; para que cuando una persona nos diga: "Te quiero", lo valoremos como se merece, ya que puede ser la primera y la última vez que lo haga.

Hoy también, al darle un consejo a un amigo, me he dado cuenta de que los amigos te demuestran lo que son: muchos no merecen la pena; otros son verdaderos, que son los que siempre, pase lo que pase, van a estar ahí cuando tú se lo digas o no, cuando sonrías y cuando llores. Y que otros 'amigos' que te hacen llorar no se merecen estar a tu lado. 

Cada uno tiene que ser quien realmente es y quiere ser, por mucho que te quieran fastidiar. Piensa que no hay mayor desprecio que el no dar aprecio.

EVA DEL SAZ
3º A

lunes, 13 de febrero de 2012

EL ACCIDENTE DE ÁLEX


Un chico de trece años, llamado Álex,  sufrió un accidente el pasado mes de septiembre, exactamente el día 5, a las 18,00 h, en una de las calles que se encuentran en los alrededores del parque María Cristina.

Se encontraba con unos amigos jugando al fútbol cuando, de repente, a uno de los chicos se le escapa el balón y Álex va a cogerlo. Con tan mala suerte que el balón cruza la calle y Álex, despistado, no mira y cruza por un sitio sin paso de peatones. Un coche, que circulaba en ese momento, no pudo frenar a tiempo y lo atropelló.

Álex, al golpear con el capó del coche, se rompió dos costillas, la clavícula y rodilla derechas, y también se hizo un esguince en el tobillo y muñeca.

Todas estas lesiones le ocasionaron que tuviera que estar seis meses de baja sin poder volver a jugar al fútbol en el club de Tarancón, su pueblo. Pero lo peor para Álex fue que el médico le recomendó que dejara de jugar al fútbol, para que su rodilla se recuperara bien y no sufriera roturas, ya que, si así fuera, tendría que operarse de ella.

Álex estaba muy triste porque su sueño era convertirse en una estrella del fútbol y jugar de delantero centro en el Real Madrid con Cristiano Ronaldo y demás jugadores. Sin embargo, el médico, dos días después del accidente, le da una buena noticia: podrá jugar al fútbol, pero con protección.

Álex, pasados los seis meses, se reincorpora al equipo y, en el primer partido que juega, mete un gol.


EDUARDO GARRIDO
3º B

sábado, 11 de febrero de 2012

 
 EL PUENTE HACIA LA FELICIDAD



En una tierra muy lejana, había una ciudad que era muy triste. Sus habitantes eran serios, siempre estaban cansados, no tenían metas en la vida ni esperanzas, y tampoco había amor. En esa ciudad siempre estaba lloviendo, hacía frío y nunca salía el sol.
Al lado de esa ciudad había un río con aguas cristalinas, con abundante caudal y, al otro lado, había otra ciudad donde todo el mundo estaba feliz, tenía unos jardines frondosos con flores de todo tipo, su cielo era azul y tenía cúpulas y rascacielos.

La gente de la ciudad triste tenía curiosidad por saber lo que hacía la gente de la otra ciudad, pero no había ningún medio para cruzar.

Un día, un hombre llamado Max, que iba viajando, descubrió la ciudad triste donde nadie reía. Decidió quedarse allí durante unos cuantos meses para saber lo que ocurría en ella.

Iba caminando, pensando, cuando de repente vio un gran río y que, al otro lado, había otra ciudad. El hombre quería verla pero no había ningún medio para cruzar. Así que, después de pensar, dio con la solución. La gente tenía que ayudar a Max a contruir un puente. Pero el  problema era que esta gente era muy desidiosa.

Fue hablando con los habitantes para ver si lo ayudaban. Les costó banstante decidirse pero, como vieron a Max empeñado, cedieron.

Varios meses después, el puente se terminó de construir y decidieron cruzar. Los habitantes de la ciudad triste descubrieron una ciudad tan alegre y bonita que no querían volver a sus casas.

Max dijo que podría ayudar a la gente de la ciudad triste para construir un lugar mejor donde vivir.

Dos años después, la ciudad triste fue recontruida y fue incluso más bonita que la ciudad de la alegría. Estas dos se unieron y formaron una gran ciudad. Y los habitantes pasaron a ser tan alegres como los que vivían al otro lado del río.

Max se quedó a vivir con ellos y se hizo alcalde por poner tanto empeño en hacer de esa ciudad un lugar donde todo el mundo fuera feliz.
María Manzano
3ºB

jueves, 9 de febrero de 2012

MI ÁNGEL


Era un domingo, día 16 de octubre de 2011, en el que mi tía había sido internada en el hospital de Arganda para dar a luz.  Cuando supe que estaba allí, me emocioné de alegría y sólo pensaba en comó sería mi primo.

Pero hubo complicaciones, de las que me informé en el acto. No eran nada agradables. ¡Vaya semana!

Estaba tan emocionada... Y la emoción y el entusiasmo se esfumaron... No sabía cómo ni cuándo pudo haberme pasado eso y menos a mi tía, que estaba tan ilusionada por tenerlo. Fue una mala noticia para toda la familia y mucho más para mí.
Al día de hoy, pienso que, con el problema con el que nació, es mucho mejor que esté donde está. Sé que es duro y no me podré olvidar de su carita de ángel. Pero prefiero su felicidad a que no se hubiera podido mover en toda su vida.


La verdad es que tenía que seguir mi vida, seguir estudiando, porque ahora sé que mi primo no va a poder hacerlo; por eso, intentaré seguir y hacerlo por él.


Ahora he expresado lo que sentía por él. Al hacerlo por escrito, me he sentido mucho mejor y más cómoda. Ahora sé que es mi Ángel de la Guarda y está en un sitio mejor.


Siempre le recordaré como mi Ángel. Fue valiente y luchó. Y aunque no lo consiguiera, fue lo mejor para él.

María Belinchón
3º B
AFÉRRATE COMO MALAMENTE PUEDAS

Y es ahora cuando te das cuenta de que la vida pasa en un segundo; que en una milésima de segundo puedes pasar de tener todo a no tener nada.

Recuerda cuando ese día, en mitad del silencio de la noche, vives de cerca una de las peores tragedias. La muerte acecha a tu entorno. Sientes, como si ahora estuviese pasando, todo lo ocurrido: desde la mejor de las fiestas vividas hasta el más horrible sentimiento, el miedo.

Miedo de sentirte impotente, de no saber qué hacer y miedo a pedir ayuda, para no ser regañado.

Y es que, al fin y al cabo, esta vida no hay que tomársela muy a pecho; después de todo es sólo un juego y nadie va a salir vivo de él.

Ahora, para, detén tu ajetreada vida por un segundo y piensa: siendo optimista serás más feliz, es cierto. Pero llegarán las desilusiones y toda esa parte oscura de la vida y será peor que si ya te las esperas.
Invita a tus enemigos a una copa de cianuro y asume que no la aceptarán. Haz que tus pertenencias sean las de tus amigos. 

Así que, a pesar de todos los malos momentos, regálale al mundo una sonrisa para hacer saber a tus seres queridos que estás bien y para no dar la satisfacción a tus enemigos de que no lo estás. Por tanto, en los malos momentos, aférrate a la vida para poder demostrar que no tienes miedo y sacar la mayor de tus sonrisas.

Ana Fernández-Lancha
3º B

¡CONSEGUIDO!

¡Conseguido!

Era verano. Estaba de vacaciones en la playa y, a pesar de la calor que hacía (ya se puede suponer..., calor húmedo), no me importaba esforzarme una y otra vez en tratar de mantener el equilibrio encima de la bici...

- ¡Vamos, vamos, que vas muy bien!

- ¡Huy, no importa; inténtalo otra vez!

Eran las frases de ánimo de mi madre y mi hermana, quienes, con toda paciencia, alentaban mi disposición a seguir mientras corrían detrás de la bici, sujetando el sillín para que yo pudiera pedalear y mantener el equilibrio a la vez.

Así estuvimos toda una tarde de verano, es decir, una tarde larga, larga... Y, por fin, cuando ya anochecía... ¡Zas! Ocurrió el milagro: empecé a sostenerme yo solo; al principio, de forma vacilante; pero luego, cada vez más seguro. ¡Qué sensación tan estupenda! Podía moverme ya con soltura. Hasta podía sentir el aire en mi cara. 

Mi madre aprovechó el momento para "grabar para la posteridad" tan gran hazaña; y se dedicó a enfocarme con la video-cámara. Yo pasaba por delante una y otra vez, y ella sonreía y grababa.

Una de las veces que crucé frente a ella me pidió que saludara y yo, todo obediente, hice caso... Al levantar la mano, ¡zas!, me pegué el 'piñazo' del siglo que, por supuesto, quedó "grabado para la posteridad".

Tenía seis años cuando sucedió todo esto, pero aún siento orgullo cuando veo el vídeo y me veo levantándome del suelo diciendo: "¡Si lo había conseguido!".

Javier Zafra Cuevas.
3º E.S.O.